domingo, 29 de septiembre de 2013

¿CARLOS HUGO O JUAN CARLOS? DOS PRÍNCIPES PARA ESPAÑA

¿Carlos Hugo o Juan Carlos? Así planteaba el pleito dinástico, que aún no estaba ventilado, la revista carlista Montejurra. Ofreciendo unas notas sobre el contexto histórico, recordar que, quedando ya atrás la precaria situación del carlismo en la etapa de posguerra, en la década de los años 60 tras la presentación pública de D. Carlos Hugo en el acto de Montejurra de 1957, el carlismo, y el gran pueblo carlista, vivió tiempos esperanzadores y repletos de ilusión al ver al Príncipe Carlos Hugo como futuro Rey de España. Y es que, el "Príncipe Minero", junto a su familia, llevó a cabo numerosos actos de acercamiento al pueblo español estando presente en diferentes actos de reafirmación carlista -Montejurra, Quintillo o Monserrat son buenas muestras de ello- y realizando un amplio número de visitas a muy diversos lugares de la geografía española.

 Foto aparecida en la portada del nº 36 (abril de 1968) de Montejurra bajo el encabezado "Monarquía insobornable". De pie: Las Infantas, D. Sixto, D. Carlos Hugo y su esposa Dª Irene. Sentados: D. Javier  y Dª Magdalena

Montejurra, en su número correspondiente a febrero de 1968, realizando una comparativa entre los Príncipes, señalaba las virtudes y los vicios de ambos. Así, de Carlos Hugo se decía, por aquel entonces, que era el "Píncipe nacido en el exilio, como todos los carlistas, al ser desterrados y perseguidos por la Monarquía Liberal y las Repúblicas", y en su figura debían recaeer "los deberes y derechos de la Monarquía Tradicional, Católica, Social y Representativa, esta es la Monarquía Carlista, definida para reinar en España". Por su parte, el Príncipe D. Juan Carlos, actual Rey de España con el nombre de Juan Carlos I, por aquel entonces no muy conocido por el conjunto de los españoles y con un carisma menor a su "rival" carlista, era el Príncipe "que desciende de la Monarquía Liberal, contraria a la Tradicionalista, [y] lógicamente debe ser continuador de las trayectorias políticas de su abuelo Alfonso XIII y manifestaciones de su padre Don Juan". 

 Portada de Montejurra (nª 34, febrero de 1968)

Tras enumerar la serie de vicios y virtudes de ambos, el rotativo carlista concluía, como era de esperar, sobre Carlos Hugo: "está muy clara la elección, pues no basta para ser Príncipe Reinante en España, solamente con tener 30 años, es necesario contar además con cualidades, requisitos y antecedentes de plena garantía". Tras el listado que aparece bajo la efigie de D. Juan Carlos, Montejurra señalaba: "Para ABC y adláteres, suponemos, que tampoco cabe duda en la elección, porque no tratan de elegir al mejor, ni atienden a razones, les basta con que defiendan sus intereses afectivos parciales, aunque no alcance los nacionales".

 Portada de la revista Juánperez. Incluida en el número 11 de Montejurra (octubre de 1965)
En la baraja: D. Juan Carlos, D. Javier, D. Carlos Hugo y D. Juan.

Finalmente, este pleito dinástico fue solventado por el mismo Francisco Franco en julio de 1969, cuando Juan Carlos fue desginado como su sucesor en la Jefatura del Estado, tal y como se puede apreciar en la grabación del NO-DO que se enlaza. De esta manera, la ilusión y esperanza carlista depositada en la figura de Carlos Hugo, vivida desde ese mismo año de 1957 con su presentación pública en Montejurra y que se prolongó durante gran parte de 1960, fue dando paso a un enfrentamiento ya sin ambages con el régimen por parte de un amplio sector del carlismo y el movimiento, en un proceso complejo y no exento de debates aún hoy día, siguió unos derroteros ya notablemente distintos. Como ya se ha apuntado acerca de este proceso, el carlismo, a finales de la década de los sesenta, vivió el "naufragio de las ortodoxias".


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